Tras una rueda de prensa gloriosa, cada una mira para un lado y todos pasan vergüenza. Después fue peor, se inculpa a la víctima |
Estos días hemos tenido conocimiento del primer contagio de ebola, fuera de África, y cómo no, ha sido en España. Asistimos horrorizados ante el escándalo de la culpabilización de la víctima para librar al sistema sanitario y político de culpa.
Vayamos por partes; para los trabajadores sanitarios
el contagio por ebola es un riesgo laboral de tipo biológico que debe ser
prevenido. La normativa general sobre los riesgos biológicos se contiene en el
RD 664/1997, de 12 de mayo, y en la Directiva 2000/54/CE. Respecto a los
equipos de protección individual la regulación se contiene en el RD 773/1997,
30 de mayo y en este caso también es pertinente sobre los productos sanitarios
el Real Decreto 1591/2009
Tanto en la normativa interna
como comunitaria se efectúa una clasificación sobre los riesgos biológicos de
mayor a menor en función de la probabilidad y gravedad de la enfermedad, del riesgo
de propagación y de la existencia o no
de un tratamiento eficaz (art. 4.3 del RD y art. 2 De la Directiva). El grupo 4
(el de mayor riesgo preventivo) se define como aquél que, causando una
enfermedad grave en el hombre, supone un serio peligro para los trabajadores,
con muchas probabilidades de que se propague a la colectividad y sin que exista
generalmente una profilaxis o un tratamiento eficaz.
El ebola se incluye dentro de
este rango junto con otros virus Filoviridae como el Virus de Marburgo
(anexo II de la normativa). Se debe recalcar que si bien su índice de propagación,
su capacidad contaminante es relativamente baja, su mortalidad es muy alta
(entre el 50 y el 90% de los infectados dependiendo de la zona donde se produce
el contagio y la atención) y no se conocen curas eficaces. El ebola es una
zoonosis, enfermedad trasmitida desde los animales, cuyo contagio entre las
personas se produce a través del contacto con los fluidos de la persona
enferma.
En la medida que se ha producido
un contagio es deducible que algo no ha funcionado bien en el sistema
preventivo. En este caso la prevención frente a este riesgo biológico debe
conllevar una información (sobre el riesgo, qué es, cómo se propaga, etc), una
formación (qué hacer para protegerse, qué pautas se deben seguir,…), un
entrenamiento en efectuar esas prácticas preventivas, por ejemplo vestirse y desvestirse,
un control de la actividad ( un testigo, acompañantes, auxiliares para ayudar a
la descontaminación, grabación por video,…) y un seguimiento posterior o
control sanitario de todos los trabajadores expuestos (art 14 de la directiva).
Por la información suministrada por los propios trabajadores implicados, varios
de estos elementos no se han producido o
se han llevado a cabo de manera deficiente. El relato del médico que atendió a
la enferma en el Hospital de Alcorcón es ilustrativo de los fallos preventivos
generalizados.
Tras un momento de zozobra los
responsables políticos han procedido a inculpar a la trabajadora como
responsable del contagio. El error humano, la culpa de la víctima, exculpa al
sistema, le libra de responsabilidad en una gestión nefasta.
Es un procedimiento tradicional,
que calma los nervios, y justifica la enfermedad en la culpabilidad, en el
comportamiento del enfermo, luego el resto podemos estar tranquilos y la
organización política es inocente.
Debe recalcarse que el error
humano en un sistema complejo es un fallo del sistema; una articulación preventiva
que no tiene en cuenta la falibilidad humana, la posibilidad de equivocación,
padece un defecto de diseño. Los errores humanos, socorridas justificaciones de
los siniestros laborales, ocultan errores sistémicos.
En este caso se procedido a un
proceso de imputación casi inquisitorial, un auténtico auto de fe, que termina
con la adjudicación del sanbenito a la víctima.
1 Por
un lado se busca la confesión morbosa de la víctima, que admita su culpa. Y nos
presentan un esperpento donde un médico nos comunica que la trabajadora es
posible que se tocará la cara con el guante contaminado. ¡Culpable!
En realidad es
una puerilidad aterradora, pues si en esta enfermedad se produce el contagio
por contacto con los líquidos y los trajes son herméticos para esas sustancias,
solo cabe que la contaminación se produzca al quitárselos. Sin embargo, a pesar
de que en teoría este proceso se debe efectuar con un acompañante, no existe
testimonio al respecto. Seguramente el lugar donde se efectúa el cambio era tan
pequeño que no permitía la coexistencia de 2 personas. Tampoco hay grabaciones
al respecto.
Estamos ante un
intuición lógica, que debería de llevar a pensar que el procedimiento de
descontaminación no ha sido eficaz; tal vez no deba una misma persona quitarse los guantes contaminados,
quizás fuera posible una descontaminación de los líquidos externos presentes en
el traje y guantes,…. No, es más fácil sacrificar a la trabajadora.
2 En
el segundo grado del vía crucis al que
se somete a la auxiliar se le acusa de ocultar información, el sistema no
responde adecuadamente porque nos engaña la trabajadora. En concreto se le
imputa no haber informado de su condición y contacto con enfermos terminales de
ebola. Tonterías. La auxiliar se dirigió con los primeros síntomas a Prevención
de Riesgos Laborales que desestimó la posibilidad de que fuera ebola y la
derivo al servicio sanitario normal. Es
más los sanitarios que recogieron a la enferma en su hogar alertaron que ella
intuía que podía ser ebola, posibilidad desechada porque el facultativo anterior
sólo había encontrado fiebre de 37,º2 (se supone que uno de los síntomas del
ebola es un fiebre que alcanza los 38,6º)
3. La apoteosis de esta crucifixión llega de la boca del Consejero de sanidad que
llega sugerir que la enferma ha podido mentir y ocultar deliberadamente la
fiebre que tenía. Esta mendacidad del consejero es pura bellaquería y una
tontería. Lo primero que realiza el facultativo cuando le relatas que tienes
fiebre es comprobarlo, te pone el termómetro y punto. De hecho, al recogerla de
su hogar se efectúa así y al ingresarla
en el Hospital de Alcorcón también se midió la fiebre que no llegaba a los 38.6ª
en el momento que las evaluaciones daban ya positivo al ebola. Se ha actuado
con un protocolo que identifica una fiebre con el padecimiento, excluyendo la
prevención aunque existan otros síntomas y la posibilidad de contagio. Esto es
un error de diseño preventivo, que de hecho se ha modificado ya.
Yo no reclamo la dimisión
de la ausente ministra, del impresentable del consejero de sanidad de Madrid,
ni de la torpe directora general de salud pública (la que afirma que en la
probabilidad nunca existe el 0 y 100, estupidez reiterada un par de veces pues
la probabilidad siempre se extiende entre 0 –suceso imposible- y 1 – suceso seguro).
Me conformaría con que les envíen a cuidar a los enfermos y aislados con el
mismo protocolo que han dado por bueno.
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