sábado, 8 de noviembre de 2014

179. Globalización y deslocalización; adiós a Candy Hoover (Bergara) y a ECN Cable Group(Vitoria-Gasteiz)

En esta imagen los trabajadores de Candy Hoover (Bergara) se manifiestan contra el cierre de la fábrica y la pérdida de los puestos de trabajo

En la imagen inferior, los trabajadores de ECB Cable Group (Vitoria) en una de sus semanales manifestaciones en el centro de la ciudad contra el desmantelamiento de su centro de trabajo. 

Estos días se han sucedido varias noticias que anunciaban el cierre de fábricas en Euskadi de manera intempestiva. Por un lado General Cable,  multinacional americana, comunicaba el cierre del centro ubicado en Vitoria y el despido de todos los  trabajadores de esa plantilla (148). Por su parte Candy Hoover ha notificado el cierre de la fábrica de Bergara dedicada a la elaboración de lavadoras de carga superior, y el despido de 150 trabajadores de los 178 que constituyen la plantilla.

Ambos casos poseen algunos rasgos en común. Por un lado se trata de empresas con raigambre y tradición en nuestro país adquiridas no hace tanto tiempo por multinacionales extranjeras. La fábrica de Bergara se fundó en 1941 (Mayc SA se llamaba la empresa) y fabricaban electrodomésticos bajo la marca Otsein. En 1992 fue adquirida por Candy (empresa italiana) dueña entre otras de las marcas  Candy, Hoover, Kelvinator,..La otra empresa, ECN Cable Group, fue creada en 1959 como resultado de la fusión  de Cablenor y Echevarria Hermanos, y fue comprada por la multinacional americana General Cable en 2006. Por otro lado, en ambos casos la comunicación del cierre y de la extinción de los contratos ha sido sorpresiva, sin negociación ni medidas previas.
En una primera impresión nos surgen 4 reflexiones sobre estas situaciones:
1. Desde un punto de vista jurídico formal, las empresas se han limitado a comunicar el cierre de los centros y la extinción de los contratos, sin propuestas alternativas, y sin que los datos económicos justifiquen esas medidas, según apuntan las fuentes sindicales. Dado el proceder de las empresas es dudosa su voluntad de negociar de buena fe. Este punto sobre todo es el que ha soliviantado al Gobierno Vasco.  Ciertamente en torno a este modo de proceder se puede suscitar una  gran parte de la controversia jurídica y, a pesar de las reformas pro empresa que una y otra vez  ha llevado a cabo este gobierno,  puede que se consiga  la declaración de nulidad por parte de la judicatura, aunque eso tal vez no sea barrera suficiente para evitar el cierre y la pérdida de los empleos.
2. Un extremo menos evidente pero sin duda trascedente descansa en la posible  intención aviesa que pudieron perseguir las empresas multinacionales con la adquisiciones de estas empresas. Este extremo es más evidente en el caso de la multinacional yanqui General Cable pues se hizo con la empresa  vasca en el 2002, y tan solo 8 años más tarde elimina el centro de trabajo y expulsa a todos los trabajadores, por lo que puede entenderse que aquella compraventa poseía como finalidad  hacerse con el mercado de ECN Cable Group y eliminar a la larga a un competidor, deslocalizado la producción. Aquí tal vez sería pertinente intentar incluir en este tipo de compras algún tipo de compromiso del adquiriente que garantice el mantenimiento a medio de plazo de las fábricas y puestos de trabajo (probablemente serían papel mojado, no sobreestimemos el valor del Derecho)
3. Un aspecto más político, concierne a la deslocalización como producto de la globalización rampante, que opone un “capital gaseoso” frente a un trabajador “solido y corpóreo”. La producción de la fábrica de Bergara va a ser sustituida por la efectuada por otra ubicada en China. En el otro supuesto, las previsiones son similares. Desde el punto de vista político y sindical, aparentemente, no hemos avanzado mucho en idear fórmulas eficaces para oponernos a esta globalización, que provoca una lucha por el dumping social, como fórmula de mantener los puestos de trabajo de nuestro entorno.
4. Por último, estos nuevos cierres y extinciones marcan un nuevo jalón negativo en la desaparición de los puestos relacionados con la industria en Euskadi, donde desde la irrupción de la crisis han desaparecido cerca de 50000 puestos de trabajo industriales; prácticamente el 40% de los puestos de trabajo desaparecidos en el País Vasco eran industriales. Al principio de la crisis, el menor peso de la construcción en nuestra economía conllevó que la desaparición de empleos fuera más suave, pero con el tiempo las dificultades económicas y de mercado han alcanzado a la industria, afectado incluso a las empresas más emblemáticas (como Fagor, por ejemplo). Malos tiempos para la industria, pésimos para la economía 

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