sábado, 2 de mayo de 2015

209. Tras el Primero de Mayo

"Anita Willcox solidarity-forever-poster" by photo by Judy Seidman" 

Solidarity forever, For the union makes us strong, se afirmaba en el estribillo de la canción Solidarity Forever, quizás el himno más famoso a favor del sindicato, escrita por Ralph Chaplin in 1915.

Ayer fue primero de mayo y echamos de menos eso, la unidad.  Asistimos a varias de las manifestaciones que tuvieron lugar en nuestra ciudad, hubo 5 diferentes convocatorias lo que remarca la desunión sindical. La única nota de unidad vino de una banda de música callejera que al paso de cada manifestación tocaba con solemnidad La Internacional una y otra vez.


1. La falta de organización sindical, la debilidad de la actividad sindical deteriora las condiciones de trabajo. Hay una relación directa entre el desmantelamiento de la actividad sindical y el empeoramiento de las condiciones de trabajo. 
Todos los sindicatos son conscientes de este hecho, pues ayer mismo tras las manifestaciones coincidían en sus declaraciones. Así, Adolfo Muñoz “Txiki, secretario general de ELA afirmaba en Bilbao que Los niveles salariales y las prestaciones sociales son proporcionales a los niveles de sindicalización". De manera similar Unai Sordo, Secretario general de CCOO-Euskadi, planteaba que el sindicato tiene un papel fundamental que jugar para tener una sociedad más justa y más cohesionada, para recuperar prestaciones y servicios públicos, para recuperar salarios,…También sostenía algo similar ayer en Vitoria Ainhoa Etxaide, secretaria general de LAB, (Sindikalgintza inoiz baino beharrezkoagoa da»)

2. Más allá del descrédito derivado de los propios errores de cada organización, estamos asistiendo a un proceso de deslegitimación interesado; las restricciones sociales y la devaluación salarial conllevan que sea necesario disminuir el poder de resistencia de los trabajadores, y para ello es clave mermar la legitimidad y el eco de las organizaciones sindicales en los trabajadores.

3. Ciudadanos, esa derecha pretendidamente moderna e innovadora, critica  a los sindicatos su contaminación política. De paso les recrimina no defender los intereses de los trabajadores, que visto los postulados de este partido en el terreno laboral, serán oponerse al contrato único defendido por la patronal, los neoliberales y Ciudadanos[1].

Sin embargo, una actividad sindical a modo de mera gerencia de asuntos obreros iría encaminada a la pura burocracia y al desastre. Sin dimensión política no existe el sindicato, ni la resistencia obrera. Por supuesto, que eso no implica que ni los sindicatos ni las organizaciones de trabajadores deban depender de los partidos políticos, por supuesto. Pero en el escenario de hoy la relación con los  partidos políticos es mucho más laxa de la que fue en un pasado, y es dudoso que existan sindicatos que sean meras correas de trasmisión de un partido político.

4. Buscar la unión desde la diferencias no es una mala  propuesta; aunque sea unidades de acción concretas, porque más allá de la competencia en un mismo espectro existen elementos comunes, de oposición a un sistema de  explotación y a la forma como se  está pretendiendo de que sean los trabajadores los que paguen la crisis.

5. En cualquier caso,  sería bueno volver a los comienzos, centrarse responder a las necesidades de los trabajadores y prescindir de lo accesorio que descaracteriza a los sindicatos.   Como  ya hemos afirmado en otra entrada un sindicato es una  asociación voluntaria de trabajadores, pero con vocación de defender los intereses de todo su colectivo de referencia. Por eso primar la afiliación, como primera condición del peso sindical, parece lógico.
Aunque a veces se aduce la alta representatividad del sistema de representantes unitarios (delegados y miembros del comité de empresa), cercana al 60%,  como fórmula que compensa la baja tasa de afiliación en España (16 %), nosotros no estamos tan de acuerdo y tal vez esa misma representatividad cuasi publica de las elecciones sindicales genera un efecto free rider que se desincentiva la afiliación. En cualquier caso, el sistema  de representación no es una alternativa, no debe ni puede serlo a la afiliación.


Los sindicatos son básicos para la vivificar la democracia, para hacerla real y para garantizarla en el ámbito de las relaciones laborales, sin contra-poder alguno los contratos de trabajo se volverían todos contratos a cero hora, contratos a demanda o de adhesión.



[1] En estas manifestaciones, viendo en los otros el propio defecto, se insinuaba que los sindicatos se comportan claudicando ante los intereses espurios de las oligarquías dominantes.

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