martes, 3 de febrero de 2015

196. Otra vuelta de tuerca, nueva modificación de los estudios universitarios

En la imagen hasta Wert parece poner cara de duda sobre el futuro de esta nueva regulación de los estudios universitarios, otro ejemplo más de legislación autista.

Hoy se ha  publicado el RD 43/2015, de 2 de febrero que modifica tanto el RD 1393/2007, de 29 de octubre, que regula los estudios de grado y máster, como el RD 99/2011, de 28 de enero, que regula los estudios de doctorado.

Son tiempos de elecciones y este gobierno sacrifica todo a un titular que le permite aparentar, que tras las restricciones, ahora es  el momento de hacer llegar más renta a la población. No importa que sea mentira o incierta tal afirmación, lo que importa es generar una imagen contraria a la de los últimos 4 años.
La modificación se sustancia en establecer una duración variable para los estudios de grado entre 180 y 240 créditos. Además se insiste hasta 3 veces en la nueva modificación en que los estudios de grado deben perseguir una formación básica y generalista, dejando la especialización para los estudios posteriores  (máster).
1. De entrada nos fijamos en el cómo de esta norma. Se ha elaborado de manera unilateral,  sin consenso, sin transacciones ni acuerdos. La parcialidad y el autismo con que se legisla conllevarán que en la próxima vuelta de tuerca se vuelva a girar y se modifiquen de nuevo la regulación de los estudios. Tampoco se ha discutido el tema con las universidades, como evidencia el acuerdo en la CRUE que aplaza hasta el 2017 la implementación de esta nueva regulación.
2. Además se legisla sobre la marcha, sin planificación alguna.  Ni siquiera se ha dejado tiempo suficiente para evaluar el último sistema implantado; los primeros egresados de los grados actuales salieron en el 2014.  Se regula la educación (y otras materias)  como si fuera la marea, ahora para arriba, luego para abajo, en un continuo movimiento de vaivén. Todavía existen alumnos de licenciatura (de medicina, por ejemplo) que cursan estudios presenciales, sin contar con el periodo de exámenes sin docencia, al que tendrían derecho en su caso todavía diversos alumnos de los antiguos estudios (caso de arquitectura e ingeniería)
 La falta de estabilidad en el modelo educativo, y la pérdida de seguridad desde un punto jurídico, son males en los que repetidamente se cae una y otra vez.
En los estudios en los que he estado concernido hemos sufrido, incluido este ultimo, 5 cambios transcendentales en 25 años, amén de diversos ajustes menores. Demasiado movimiento para quedarse en el mismo sitio.
3. Se exceptúa  de esta nueva regulación los estudios que dan lugar a profesiones reguladas, sobre las cuales nuevamente se especifica que el Gobierno deberá establecer el  contenido al que deben ajustarse esos planes de estudios. Esta previsión existía ya en la norma de 2007 y el gobierno no ha hecho  los deberes, ni todas las profesiones colegiadas han sido reguladas (psicología sigue pendiente, entre otras), ni existe un listado de qué estudios se incluyen en esa excepción. En el nuevo Real decreto se incluye la previsión de que si la norma comunitaria impone determinadas exigencias de formación para determinadas profesiones,  aunque el titulo de grado no habilite para esa profesión sino que es la entrada a un máster que habilite para ese rol, también se especificarán esas condiciones mínimas por el gobierno (supuesto que afectará,  previsiblemente, al grado en fundamentos de arquitectura o al grado  en derecho, entre otros)
4. En cuanto al contenido, los estudios de grado se sitúan ahora en una horquilla entre 180 y 240 créditos (nueva redacción del art. 12.2 RD 1393/2007). Se vuelve así a la extensión estipulada en el art. 10.1 del RD 55/2005, de 21 de enero.  Como se ve la extensión del grado se ha regulado de manera diferente 3 veces en 10 años, en un continuo viaje de ida y vuelta.
Surge así una regulación no uniforme y heterogénea, donde habrá grados  de 3 y de 4 años, además de aquellos específicos con extensiones más largas. Al insistirse en el carácter básico y generalista de los estudios de  grado no profesionalizantes, se abre la posibilidad de una estructura de 3 años (grado) y 2 (o 1) más ( de máster). De hecho, se pasa así de una estructura de 4 (grado)+1 (máster) a otro más abierta donde el 4+1, puede coexistir con otra de 3 +2 o incluso 3 +1. De hecho, para enlazar con el doctorado es necesario haber cursado 300 créditos por lo que, de ser grados de 3 años, deberán de cursarse 120 créditos de máster. La convergencia con Europa, uno de los principales argumentos de esta reforma, tampoco está con este nuevo sistema más cerca pues no existirá una única estructura (3 +2) sino una heterogeneidad de difícil ajuste.
Nos encontramos, así, ante una recuperación de la dicotomía entre títulos cortos (antiguas diplomaturas) y largos (licenciaturas). Pero ahora al contrario que en la situación anterior los títulos cortos no profesionalizan, como así hacían la mayoría de aquellas diplomaturas (magisterio, enfermería, graduados sociales,…). Hay que reseñar que el precio de los másteres, que se erigen en necesarios por el carácter genérico de los grados de menos de 240 créditos, duplica al de los másteres, luego ahorro poco, al menos para los estudiantes y las familias.
5. Un aspecto a resaltar es que grados con idéntica denominación pueden ser de 3 o de 4 años, dando lugar a las mismas competencias. Esto generará una situación un tanto caótica sin duda y, a nuestro juicio, inestable. Además, la diferente duración de  los grados no supone un cambio de las cualificaciones recogidas en el art. 6 de RD 1027/2011, de 15 de julio, por el que se establece el Marco Español de Cualificaciones para la Educación Superior.
En el decreto se ha eliminado los plazos de implementación que recogían los borradores previos, lo que no deja de ser un factor más de indeterminación.
6. Es significativo que, frente a la moratoria subscrita por la universidades públicas, diversas universidades privadas (Universidad Católica San Antonio de Murcia, Universidad Camilo Jose Cela,...) han anunciado que implantarán grados de 3 años a la mayor brevedad posible. Nos podemos encontrar con títulos de menor duración en las universidades privadas frente a los públicos que sin embargo tengan el mismo valor. Una demencia que incrementa el carácter clasista y rompedor de la igualdad de oportunidades que están generando este tipo de universidades.
6. Por último, se puede sospechar una intención de suprimir algunos puestos de docentes al disminuir el número de créditos de los grados, y ser estos menos especializados. Aunque el gobierno niega esta posibilidad, su credibilidad no es muy alta, no será la primera vez que han hecho lo contrario de lo antes habían negado.
Recordemos que también se anuncia una nueva regulación de los procesos de acreditación de los profesores titulares o catedráticos.

Dado que no es factible que se pongan en marcha los nuevos planes de estudiantes antes de las elecciones generales, estamos ante un puramente movimiento cosmético, que busca una foto favorable, pero este tipo de legislación autista, con una enorme falta de planificación, no augura estabilidad al modelo.

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