En el gráfico se puede percibir la evolución del desempleo en los últimos años, sin que se vislumbren motivos para el alborozo ni el regocijo. |
Llegan tiempos de elecciones, y las cocinas del gobierno hierven; es necesario buscar medidas que parezcan un cambio de rumbo y es aun más pertinente resaltar lo bien que va la economía. De ahí que se magnifique el dato del paro registrado en el mes de febrero, subrayando que es el mejor de los últimos 8 años, pues ha bajado en 13.538 personas.
En estas líneas quisiéramos poner
los focos en otros extremos de los datos, para contrarrestar tanto
entusiasmo interesado
1.De entrada debemos recordar que
post hoc ergo propter hoc es una
falacia lógica conocida y manida; que la
economía vaya mejor ahora y el paro no siga incrementándose no es
necesariamente resultado de la política económica anterior del gobierno.
Existen datos externos no controlables por él, como el precio del petróleo (que se ha reducido a la mitad en un
6 meses) o el valor de intercambio del
euro (acercándose a su valor histórico más bajo), que, sin duda, poseen un
efecto mayor en la situación económica tanto interna como internacional. Lo que
sí es resultado de la política económica del gobierno del PP es el sesgo de clase, favorecedor del
incremento de la diferencias y convirtiendo en publicas las deudas privadas
de los especuladores y agiotistas de las burbujas (financiera, del ladrillo, de
las autopistas,…), y, a nuestro entender, la fuerte devaluación salarial
derivada de estas políticas perpetuará el desempleo en altas cotas.
2. Para seguir no es una tontería
mencionar que el paro registrado a día de hoy sigue siendo superior al existente
cuando el PP alcanzó el poder (más de 4 millones y medio de desempleados); pocas campanas se deben
agitar, ya que después de tantas vueltas y restricciones estamos como al
principio o, quizás, peor porque la desigualdad es mayor.
3. En cuanto a los datos del paro
ya hemos mencionado que en febrero el paro registrado ha descendido en 13.538
personas, pero si miramos con más detenimiento se puede precisar que en gran parte
de ese dato se debe a la subida de la construcción, donde el paro se reduce en
10.091 personas, mientras que el desempleo entre los menores de 25 años y las
mujeres sube. En el mejor de los casos, se vuelve por los mismos caminos que
nos llevaron a estos lodazales y se nos vuelve a presentar la construcción como la panacea frente al
desempleo, mientras el resto de nosotros nos tememos que nos inflen una nueva
burbuja.
4. Si analizamos los datos de los
contratos laborales del mes de febrero se constata que la contratación
indefinida sigue en mínimos; solo el 9,8 % de los contratos efectuados en
febrero de 2015 son indefinidos, y el
40% de estos es a tiempo parcial. Mientras que el total de los contratos se ha
incrementado en un 10% con respecto al mes anterior, los indefinidos solo han
aumentado un leve 0,03% (los temporales, por su parte, se han elevado un 11%). Es de advertir, además, que el 31% de
lo que se presenta como contratos indefinidos son en realidad conversiones de
anteriores contratos temporales y no nuevos empleos.
5. Persiste una gran contratación
temporal; el número de contratos temporales efectuados en el año 2014 se acercó
a los 15 millones. Si una de las finalidades de la reforma laboral del 2012 fue
incidir en la tasa de temporalidad de los contratos, muy superior a la media
europea, a la vista de los datos
actuales debe estimarse como un objetivo fallido, pues entonces se afirmaba en
la exposición de motivos de la Ley 3/2012 que la tasa de temporalidad era casi
del 25% y hoy se sitúa exactamente en el 24,2%. La contratación temporal, para quien no lo
perciba, suele ser sinónimo de inseguridad para el trabajador, menor poder contractual y peores condiciones
de empleo.
6. Además, se vislumbra una gran
precariedad tras la contratación temporal. El 40% de los contratos temporales efectuados el año
pasado duró menos de un mes, porcentaje que llega al 50% si se incluyen los contratos inferiores a 3 meses. Para
seguir en esta misma línea se puede precisar que casi uno de cada cuatro de los
contratos temporales dura menos de una semana (el 23,9% exactamente). Se
desconoce con exactitud los datos, pero se puede vislumbrar que una parte de
estos contratos son, además, por unas
horas (como veremos, los contratos a tiempo parcial suponen un porcentaje
importante de los contratos temporales). Nos enfrentamos a contratos no ya
temporales, sino efímeros.
Una gran parte de los
trabajadores está inmersa en una gran noria, con continuas entradas y salidas
del empleo. Como indicio de esta enorme rotación puede señalarse que el total de contratos
temporales de febrero de 2015 (1.106.669) solo afectaron a 828.930 personas,
esto es se efectuaron 1,34
contratos por persona. Este porcentaje de rotación y de precarización ha
aumentado con la crisis y se ha acelerado desde la aprobación de la reforma laboral
7. Otro dato a tener en cuenta es
que se ha incrementado la contratación a tiempo parcial. En el País Vasco estos
contratos se sitúan ya en el 20% en la actualidad, incrementándose casi en un
50% desde el inicio de la crisis. También ha aumentado la infrautilización de
los trabajadores, pues casi la mitad de los que se encuentran en esas
condiciones en realidad quisiera un contrato a tiempo completo, no es por tanto
una opción libre del trabajador. Es de reseñar que la precarización del tiempo
parcial afecta en especial a las mujeres, pues 8 de cada 10 personas a tiempo
parcial son mujeres. Y recuérdese que no hay límite por debajo, no hay suelo
legal al tiempo parcial. Además que, aunque parezca extraño, las limitaciones
de jornada no afectan a las pluriempleadas (los límites de trabajo son en cada
empleo, sin topes horarios para la suma de los diversos contratos parciales)
8. Otra cuestión a ponderar son
las prestaciones de desempleo, pues los beneficiarios existentes a final del
mes de enero fueron 2.416.786, con un descenso respecto al mismo mes del año
anterior del 13,8%.
Los datos referidos al mes de enero
ilustran que la tasa de cobertura del sistema de desempleo solo llega a
proteger al 56,49% de los parados inscritos, con un descenso del 8% con respecto al año anterior.
En este mismo sentido, el descenso en el gasto en prestaciones de desempleo es del
17,7% y la prestación media igualmente ha descendido. Es decir, ques desciende el gasto social en compensar el desempleo y cada vez
existe más población desempleada sin prestaciones, en una posición económica
desesperada y muy vulnerable.
Tras todos estos datos, además, nos
tememos que que cierna una sombra negra mayor, no apreciable en las estadísticas, de
mayor imposición por parte del
empresario y de ocultación de parte de
las relaciones laborales (parciales que se convierte en trabajadores a demanda,
precarización absoluta, trabajadores pobres,…)
En definitiva, no es oro todo lo
que reluce y hay más de un dato entorno al desempleo y a las contrataciones
laborales que debería encendernos las alarmas.
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