jueves, 16 de febrero de 2012

5. Cui bono? Cui prodest?, RD Ley 3/2012 (2)

Cui bono? Cui prodest? ¿A quién beneficia?
Son las preguntas canónicas (de Cicerón o Seneca) para saber la intención de un acto o una norma. Cui bono? podemos preguntar tras la promulgación del RD Ley 3/2012. A pesar de las afirmaciones del Decreto de que se trata de una norma equilibrada, el análisis de las diversas medidas indica que sólo hay un único beneficiado: los empresarios. En realidad, existe una medida que beneficia a los trabajadores: el derecho a la formación, dirigida a la adaptación ante las modificaciones, incluyendo un crédito horario  de 30 horas. Pero el desequilibrio es manifiesto.
Basta ver la reacción del empresariado,  por primera vez la reforma efectuada no les parece insuficiente, sino que creen que va por el buen camino.
La incontinente Esperanza Aguirre dice que con la reforma de su partido se ha eliminado el último vestigio del franquismo, confundiendo interesadamente control público y autoritarismo. Sólo desde el neoliberalismo más reaccionario y miope se puede postular la desregulación como la solución idónea, después de las crisis que han estallado por la desregulación de los diferentes mercados. La desaparición del control público en las modificaciones, suspensiones y despidos colectivos incrementará el número de despidos de manera inmediata.
Dentro de su verborragia Esperanza Aguirre afirma que la norma se ha efectuado pensando en los parados, no en los sindicalistas. En todo similar dice la ministra que está pensada en los jóvenes, dice la ministra. Estamos de acuerdo, pensaba en ellos sí, pero en beneficio o favor de los empresarios
¿Qué derechos  genera para el parado? Ninguno. Es significativo que las únicas medidas dirigidas a combatir el fraude y la economía sumergida,  así presentadas por la presentación del RD Ley por parte del Ministerio de Trabajo (de 10.02.2012), se concretan en mayor control y obligaciones sobre el trabajador y el desempleado
¿Si beneficia al empresario beneficia también a los parados? Hace falta mucha fe, demasiada, para creer tal cosa.
Desregula ámbitos de las relaciones laborales para dejarlos en manos exclusivas de los empresarios, despreciando medidas con mayor  eficaz social. Si el problema era la adaptabilidad a circunstancias cambiantes otros podrían ser las salidas, pero sea optado por la salida autoritaria, más poder privado, neo-conservadora, que traerá más tensión, más conflicto y menos integración social.
Eso sí, en este proceso de desequilibrio y beneficiar unilateralmente al empresariado todavía quedan escalones para descender; reducir la indemnización de 33 a 20, a 15, a…, ampliar el periodo de prueba a 2, 3, 4… años, etcétera.
Sólo existe un único beneficiario, los empresarios, ergo?

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