lunes, 29 de octubre de 2012

65. Frente a la neoderecha ...la izquierda







Tras  las elecciones vascas pero especialmente las gallegas parece la crisis castiga más a la izquierda (moderada) que a la derecha en el poder. Se puede cuestionar si al PSOE le quedan alguna letra en sus siglas que no sea la primera y, quizás, la última.



Raffaele Simone habla de neoderecha para expresar la ideología política del capitalismo convertido en  el espíritu del siglo, en el monstruo amable sin alternativa, que nos imbuye y que no nos deja percibir sus contornos.El término nos parece apropiado. Tras la caída del muro de Berlín, y la implosión de los sistemas políticos de Europa del Este, la izquierda parece haberse quedado sin brújula, sin sentido, desorientada. El discurso el fin de las ideologías es rancio  pero eficaz y  nos lleva a un escenario de un pensamiento único, pero falso. También es cierto que la izquierda se quedo mirando a la derecha, perdió el pie y los papeles, aplicando políticas conservadoras con lo que traicionó  su base social.
Para delimitar la posición de la izquierda y su carácter necesario, nos parece oportuno centrar la posición de esta nueva derecha.
  1. La derecha ha convertido el miedo en su principal mercancía. Propicia la huida individual, “el sálvese el que pueda” y vende una falsa seguridad, con la convicción de que no llegaran los escenarios prometidos. Los números de los presupuestos del estado para el año próximo no tienen ningún sustento ni credibilidad y la insinuación que el siguiente será el último año de la crisis es tan creíble como su promesa de que no subirían los impuestos. En el mejor de los escenarios se necesitarán más de 10 años en bajar el desempleo al 15%. Es un discurso falaz sin ninguna vergüenza:  hoy, la ministra Baeza nos comunica que estamos saliendo de la crisis 
  2.   La derecha nos cuenta que no hay otra solución, que la realidad es la que trae esas recetas, cuando en verdad todo, realidad y recetas, las construimos entre todos. Se busca un proceso de naturalización de las decisiones que elimina la negociación y busca la legitimidad por la adhesión a la autoridad. En última instancia es la negación de la política
  3.  Esta nueva derecha se mueve entre la libertad, que proclama para los suyos, y el  severo orden para el pueblo. Un doble movimiento malicioso y engañador. No hay controversias, no hay negociación ni debate parlamentario, las formas son autoritarias y el contenido también, mientras sea para los otros. Para los propios siempre queda el indulto que ningún gobierno como el de Rajoy ha utilizado con tanta profusión.
  4. Se produce un reparto no equitativo de la crisis. Se rescatan los bancos y se desahucian a las personas, por esos mismos bancos que el dinero de todos saca a flote. Incluso a la hora de recortar ciertos poderes son tratados de manera no igualitaria (Iglesia y Monarquía, por ejemplo), mientras los recortes se ceban en los servicios universales como educación y sanidad. Se utiliza el shock, los desastres y la crisi (Naomi Kleim) para irrumpir en espacios públicos y abrirlos a las empresas privadas. Pero, además, son escenarios con red, con seguridad para las empresas que pagamos todos. Piénsese por ejemplo la intervención bancaria con el caudal inagotable del dinero público o el apuntalamiento de las empresas concesionarias de autopistas, añadido hoy mismo en el proyecto de ley de presupuestos
  5.  Mientras se destroza el estado social, se ofrece la caridad o la filantropía como última salida para los menesterosos. Pero estas acciones dejan las cosas como están, no son igualitarias sino que se efectúan desde arriba para  perpetuar el orden social, para que nada cambie, y para que la jerarquía social no se modifique

Frente a ello se debe reivindicar una izquierda, más necesaria hoy que nunca:
·         Que asuma la importancia de la toma de decisiones política, que subraye la pluralidad de opciones sociales y los costes de cada una, sin hacer trampas. Y que potencie el dialogo y la negociación como fórmula de acercamiento a los problemas.
·         Que suponga un freno verdadero a los poderes que ocasionaron la crisis y que exija las responsabilidades a quien ha ocasiona esta recesión por su agiotaje sin freno.
·         Que defienda un reparto equitativo de los costes de la crisis y mantenga el estado social en sus efectos redistributivos.
·         Que mantenga la igualdad como pauta de funcionamiento y que defienda lo público como premisa necesaria para la equiparación social
·         Que impulse movimientos solidarios, de igual a igual, solidaridad que no prejuzga, ni perpetua los roles sociales,y que es siempre horizontal.




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