domingo, 5 de enero de 2014

135. Datos del Paro: ¿euforia o desaliento?



Esta viñeta de Manel ilustra la percepción de que el sistema se escora en contra de los intereses de la mayoría; desigualdad e inestabilidad laboral es lo que se puede intuir tras los datos económicos.

  Se han dado a conocer los datos del desempleo de diciembre y el Gobierno no ha tardado en hacer redoblar las campanas. ¡Aleluya!, se ha acabado la crisis, nos vienen a decir. Pero examinemos con detalle esos datos a ver que si existen motivos para tal alborozo

1. La lógica y los datos del paro.
Cuando se presentan los datos sobre  el desempleo, lo habitual es entender que toda disminución del desempleo conlleva el correlativo crecimiento del empleo. Empleo-desempleo son términos antitéticos por lo que en aplicación de la lógica aristotélica, al excluirse mutuamente, la bajada de uno implicaría la subida del otro.
Sin embargo, en la realidad las cosas  son más complicadas. Los datos del desempleo en este caso se miden a partir de la inscripción en el registro de empleo público. Pero la salida de ese registro se puede producir por motivos ajenos al empleo; la desesperanza de encontrar empleo (más de 3.5 millones de desempleados lleva más de 2 años sin trabajo), la pérdida de cualquier retribución pública (la cobertura de prestaciones ha bajado al 61,43%, mientras que el año anterior era del 64%), la emigración a otra tierras en busca de trabajo,…generan todas ellas disminución del registro del desempleo sin que se produzcan incremento del empleo. De hecho, los datos de diciembre del desempleo  y de afiliación de SS ilustran lo que decimos. En  los registros de desempleo hubo un descenso de 107.000 personas, mientras que en diciembre los afiliados a la SS se incrementaron solo en 64.097 cotizantes más en todos los regímenes, siendo el aumento en el régimen general algo menor, 59.014 personas. El buen dato se queda en la mitad.
Si analizamos los datos de forma anualizada la afiliación a la SS tuvo un descenso medio de 85.041 afiliados en 2013 (descienden todos los regímenes menos los de autónomos y los de empleadas de hogar), mientras que el desempleo  disminuyó en 147.385 desempleados en el conjunto del año pasado (un descenso del 3%). Es decir que el descenso del desempleo no  implica mayores cotizantes ni incremento del empleo, al menos en la misma cuantía.
 En realidad, una gran parte de las altas de la cotización en la SS en diciembre de 2013 (el 57%) son producto de la campaña de la aceituna en una única provincia, Jaén. Tal vez estemos ante un fenómeno efímero y volátil

2. Más contratos, pero menos indefinidos.
Los datos del desempleo nos muestran una imagen fija, no dinámica de la situación: No hacen referencia, por ejemplo, a la duración de los contratos. Utilizando los datos del propio ministerio, se comprueba que en diciembre se han efectuado  83.792 contratos de trabajo de carácter indefinido, lo que supone solo el 6,49% de todos los contratos laborales realizados. Supone un aumento de 6.426 (8,31%) sobre igual mes del año anterior como airea el Gobierno. En el cómputo anual en 2013 se han realizado 1.134.949 contratos indefinidos durante 2013. Si los comparamos con el  año anterior supone un descenso en este tipo de contrato de 298.027 unidades, es decir una disminución del 20,80% en los contratos indefinidos, mientras que el número de contratos de todo tipo se ha incrementado en 551.623 contratos más (un incremento del 3,87%) que en el año anterior. Más contratación, pero menos contratos indefinidos.
Si analizamos con un poco más de detalle, percibimos que los 1.207.061 contratos temporales de diciembre de 2013 solo afectaron a 850.000 trabajadores, esto es se han efectuado 1,4 contratos por trabajador, lo que indica una tasa de rotación en el empleo bastante alta y un número importante de contratos efímeros y precarios. Las últimas modificaciones introducidas por el RD Ley 16/2013, favoreciendo el contrato a tiempo parcial, suponen un impulso a esa línea.

3. Post hoc, non propter hoc
A pesar de las matizaciones anteriores podría sostenerse que se ha producido una cierta inflexión económica, que ha atemperado la destrucción del empleo y sería el inicio de la recuperación del pleno empleo. A nuestro juicio es pronto para pronunciarse sobre esa cuestión; en otros momentos de esta prolongada crisis se han producido repuntes puntuales a los que han seguido empeoramientos de la situación económica y de empleo. Aun así,  demos por un momento por supuesto que sí, que los datos indican un cambio de tendencia favorable y no efímero, ¿significaría eso que se debe a la política del gobierno? Pues no, post hoc no significa  necesariamente propter hoc, que ocurra después no significa que sea a causa de ello. Es incluso posible que la política económica del gobierno, con las subidas de impuestos y los rescates con dinero público a las entidades financieras, hayan ocasionado un retraso en la recuperación económica o, para decirlo más claro, seguramente han ahondado  la recesión.

4. “A quien tiene, se le dará más y tendrá en abundancia,…”
Al repensar el escenario que se apunta en las relaciones laborales tras la devaluación interna impulsada por el Gobierno del PP se percibe una mayor desigualdad; la renta salarial ha bajado tanto por la disminución de los salarios como el menor número de asalariados ocupados, los derechos sociales están en continuo inflexión a la baja,... Aunque se afirme una cierta mejoría,  quizás tan solo una contención en el empeoramiento, está se ha generado con una mayor desigualdad. Como en el evangelio a quien tiene se le ha dado más y a quien nada tenía se le ha seguido quitando. De hecho, tras esta concatenación de crisis se percibe una revolución de los ricos, que impulsa que el coste de las crisis sea pagado por la población, mientras que los ricos son más ricos.
La crisis, las diferentes crisis en realidad, han tenido su origen en la falta de control de la actividad financiera y especuladora en diferentes mercados. La reacción de esos mismos especuladores fue imputar a otro la responsabilidad de la crisis, al propio estado o a la población en general, para conseguir además una reducción del gasto social y un incremento del dinero público que llega a sus manos. La crisis fiscal se agudizó por el encarecimiento de la prima de riesgo por la actividad agiotista. Ahora los especuladores, al obtener que el pago de la crisis sea de otros, descansan tranquilos, levantan el pie de acelerador y se frotan las manos, mientras amanece  una sociedad más injusta y desigual

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