domingo, 20 de octubre de 2013

128. Fagor ¿el ocaso de un mito? (I): la crisis no es culpa de la autogestión

Manifestación celebrada el 19.10.13 en Arrasate para reclamar la defensa de los puestos de trabajo de Fagor Electrodomésticos



Estos días hemos tenido noticias del pre-concurso de acreedores en el Grupo industrial de bienes de consumo Fagor Electrodomésticos. Las perspectivas son negativas y los datos apuntan a un cierre más o menos organizado.

En estas entradas quisiéramos reflexionar sobre las causas de esta situación, al hilo de lo leído y escuchado estos días. Además, también quisiéramos indagar las posibles consecuencias de este cierre anunciado.


De entrada, es necesario precisar que el anuncio de concurso afecta sólo a Fagor Electrodomésticos grupo industrial que comprende además de Fagor Electrodomésticos S. Coop. otras empresas como Edesa, Fagor France, Extra-Electromanager, Geyser Gastech, Grumal, Ibai, Shanghai Minidomésticos Cookware y Fagor Mastercook.  De todas las empresas del grupo de electrodomésticos en la actualidad solo mantiene su actividad Geyser Gastech, una joint venture al 50% entre Fagor Electromésticos y la empresa alemana Vaillant, que se dedica a la producción de calderas y calentadores de agua. Existen otras empresas y cooperativas que incluyen ese nombre en su denominación como Fagor Arrasate, Fagor Automation, Fagor Healthcare y Fagor Industrial, ajenas a esta situación crítica y que se dedican a otras actividades. Fagor fue la denominación de la primera cooperativa creada en este grupo (1959, tras transformarse la empresa originaria Ulgor (1956) en cooperativa); es el nombre de la empresa matriz de todo el desarrollo posterior, de ahí que su denominación sea frecuente.
Entre las interpretaciones sobre las causas de la crisis destacamos dos radicalmente opuestas. Por un lado en la editorial del El País del 18/10/2012 (“Un modelo Cuestionado”) parecía imputarse la generación de esta situación crítica a la política a favor del empleo típica de las cooperativas (y en el fondo a su propia condición de cooperativas), que habría condicionado la gestión del grupo impidiéndole estructurar la plantilla en su momento. Por otro, en el manifiesto del sindicato Lab (16/10/13) sobre la crisis de Fagor se afirmaba que no se debía a su naturaleza cooperativa sino que habia ocasionado por la inclinación neoliberal de ese grupo.
De un caso, de la crisis de una empresa concreta, no se puede deducir pautas generales ni sobre el modo de organización empresarial (la forma cooperativa como lastre para la reestructuración de la empresa) ni sobre una determinada tendencia económica. Dicho esto, si la  interpretación sindical se centra en imputar a la apuesta neoliberal de Fagor Electrodomésticos que ha guiado su gestión, seguramente estaríamos mas de acuerdo con ella, sin obviar que otras empresas del grupo Mondragón (y fuera de él) han hecho  esa misma opción neoliberal y se encuentran en una situación económica radicalmente diferente.
La causa esgrimida de manera difuminada por el periódico merece evaluarse con más detenimiento, pues encierra una defensa de las políticas de despidos y restricciones de derechos sociales, como panacea ante la crisis que no es de recibo.
En primer lugar, negamos la mayor, es incierto que esas políticas restrictivas de empleo no se han hayan utilizado en Fagor Electrodomésticos. En el año 2008 eran casi 10.000 trabajadores en plantilla y este año son solo 5.642, habiendo decrecido la  plantilla en 1356 trabajadores  del 2011 al 2012 (EITB, 16/10/13). Una disminución del 40% no es exactamente el mantenimiento del empleo[1]. Otra cosa es que la reducción de empleo sea un elixir curalotodo que resuelva los problemas de las empresas, lo que no es nunca el caso.  En todo el grupo Mondragón  los datos del empleo, por primera vez, empiezan a ser decrecientes, pasando de 83.569 trabajadores  en 2011 a 80.321  en él 2012.
En segundo lugar, la política a favor del empleo y el espíritu cooperativista se mantiene con respecto a los cooperativistas. En el grupo Fagor Electrodomésticos del total de 5642 trabajadores son solo 1600 los socios cooperativistas. Hacia ellos, por ejemplo, se articula el compromiso de reubicación en otras empresas en caso de cierre de la cooperativa inicial. De los datos del propio grupo Mondragón se desprende que los cooperativistas no son más de un tercio del total de la plantilla del grupo, es decir la mayoría son asalariados no cooperativistas. El Grupo Mondragón afirma que sus intenciones es que los cooperativistas alcancen el 75% del empleo total, pretensiones que se nos presentan como meras quimeras[2].  De la misma manera, de las 256 empresas integradas en el grupo Mondragon sólo la mitad son cooperativas[3]. No negamos, la realidad de los principios cooperativos pero estos tienen hoy la dimensión que tienen, no más.
En tercer lugar, la enorme flexibilidad interna característica de las cooperativistas y la solidaridad dentro del Grupo es lo que ha sostenido a Fagor Electrodomésticos durante casi 5 años de pérdidas. No creo que estos elementos, unidos a la políticas restrictivas de empleo que ya hemos comentado que también se han utilizado, coloquen en peor situación a las cooperativas que a otro tipo de empresas para responder a la  crisis.
Sin profundizar en el análisis de las causas de la debacle económica de Fagor Electrodomésticos, nosotros creemos que se encuentran en la estrategia de expansión auspiciada en vísperas de la crisis, en un proceso de expansión internacional cuya financiación ha sido imposible de sostener con la caída de consumo. En el año 1999 Fagor adquirió el grupo Wrozamet polaco y en 2005 integró al Grupe Brandt francés (que anteriormente ya había absorbido a Moulinex) lo que sitúo la plantilla de todo el grupo Fagor en unos 11.000 trabajadores a comienzos del 2006[4]. El crack de la burbuja inmobiliaria impidió que una demanda creciente financiara esa expansión. La persistencia de la crisis y la propia política del gobierno, detrayendo caudales del consumo (mediante incremento del IVA por ejemplo), mientras sostiene a las entidades financieras sin que se abra la espita del crédito, son circunstancias determinantes de la coyuntura negativa de este grupo industrial.
Posiblemente la ausencia de sindicatos, en cuanto organización de los trabajadores para la defensa de sus intereses frente a los deseos de la empresa, ausentes de los órganos cooperativos pues los trabajadores cooperativistas no gozan de esa representación, ha bloqueado la posibilidad de un discurso alternativo a la tendencia expansionista de la dirección.
Una expansión desmesurada basada en el futuro crecimiento siempre incierto, dificultades perennes de financiación, una recesión duradera y una intervención gubernativa que coadyuva a la restricción del consumo son, por tanto, las claves de la actual situación de este grupo industrial. Son las estrategias empresariales erradas, el contexto económico negativo y las respuestas políticas restrictivas del consumo las que explican esta situación y la de otras empresas en otra hora punteras (y aquí se pueden poner muchos nombres con facilidad), lo demás son cuentos chinos.
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[1] Esa disminución en el empleo sería superior al 50% si comparamos con la plantilla alcanzada en el año 2006 momento que alcanzó los 11.000 trabajadores
[2] Hay asalariados cuyas empresas hay sido absorbidas en el proceso de expansión del grupo que nunca han querido transformarse en cooperativistas; de hecho dentro de Fagor Electrodomésticos 200 trabajadores de la antigua Edesa, mantienen su condición de asalariados a pesar de que hace casi 25 años que se integraron en Fagor
[3] Estos son datos del propio grupo Mondragón e n su página web, según otros datos de las 289 empresas del grupo sólo 112 son cooperativas.
[4] En esta época es  cuando Fagor acudió a las aportaciones financieras subordinadas por valor de 60 millones de € (2004) y 125 millones de € en 2006.

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