Vivimos en una espiral diabólica, la recesión lleva a los recortes, los
recortes ahondan la recesión y así sucesivamente, ¿hasta cuándo?
En una escueta nota insertada en
la página web del Gobierno se da noticia de un nuevo recorte, improvisado sobre
la marcha ante el escaso eco conseguido en los mercados por las restricciones
presupuestarias. El texto es así de breve:
Asimismo, con el fin de definir el Programa
Nacional de Reformas y determinar las reformas encaminadas a lograr una mayor
racionalización, eliminación de duplicidades y eficiencia en la gestión de los
grandes servicios públicos que se pondrán en marcha en este mes, el presidente
del Gobierno se ha reunido también con la ministra de Sanidad y el ministro de
Educación. El ahorro previsto superará los 10.000 millones de euros.
Sorprende que la decisión se tome
de una manera informal o aformal, fuera del Consejo de Ministros, casi en una
reunión en el pasillo mientras iban a la máquina de café. Tampoco se especifica
que partidas serán afectadas, ni a qué nivel de administración corresponde
llevarlas a cabo, ni por qué esa cuantía y no otra distinta. Todo en penumbra,
salvo la retórica. Es significativo que las restricciones se presentan dentro
de un, desconocido hasta ahora, Plan Nacional de Reformas, ¿qué cosa es eso? En
la breve descripción abundan las palabras vaselina: racionalización, eficiencia
y eliminación de duplicidades. O sea que no son recortes de lo esencial, sólo
de lo superfluo, de aquello que se puede prescindir, o eso quieren vendernos
desde el gobierno.
Además de eso sólo un dato
escueto, 10.000 millones de € de recorte en sanidad y educación, pilares
básicos del Estado de Bienestar, tal como mandan los mandarines financieros. Y
la fecha, lunes 9 de abril, vísperas de la reanudación del ritmo económico tras
las fiestas de Semana Santa.
Según los avances en la prensa
los recortes se concretarán en gran medida en el ámbito de relaciones
laborales, o sea en amputaciones de derechos laborales. Aquí la congelación
salarial recogida en el proyecto de ley de presupuestos no posibilita rebajas
de funcionarios, rebús sic stantibus, aunque tal vez sí en el resto de
empleados públicos. Pero 10.000 millones parecen demasiados para que se trate
de limar a calderilla. ¿De dónde (nos) rascarán esas cantidades?
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