Un cartel de este estilo debería de insertarse ante la mayoría de los textos normativos y de otros discursos del Gobierno. |
Se percibe una estrategia manipulativa de la crisis tanto en los diferentes discursos legales del gobierno (exposiciones y preámbulos de las normas, especialmente) como en las propuestas de algunos partidos y de la patronal.
Hablamos de
estrategia porque creemos que se trata de un conjunto de técnicas y tácticas
encaminadas a variar el centro de la crisis de un foco a otro, centrando los
costes de la crisis en sujetos distintos de los que la han generado,
desplazando el costo y precio a los ciudadanos y exonerando a los responsables
del pago de sus acciones. Podríamos insertar esta estrategia bajo el lema
atribuido a Bertrand Du Guesclin de “Ni quito ni pongo rey pero ayudo a mi
señor”. Con esta frase Du Guesclin justificó el apoyo a su señor (Enrique II de Castilla) del que era
mercenario en detrimento del rey legitimo, Pedro I, que fue traicionado y
asesinado. Nos vale para ilustrar el movimiento normativo y económico de los
gobiernos y de la nomenklatura comunitaria que también sirven a sus señores, sin
entrar en otras honduras, pero al
contrario que Du Guesclin no puede proclamar su servilismo pues sus puestos
dependen de aquellos a quienes defraudan, de ahí la manipulación. Los
posicionamientos en torno a los desahucios, la financiación de la banca y un
largo etcétera son ilustrativos de esta
posición; se privatiza (se dice externalizar, para que pase desapercibido) la
sanidad, la educación y todo lo que se pueda, pero siempre con red como evidencia
el ejemplo de las autopistas de peaje que han sido rescatadas. Mientras se hacen
públicas las deudas de las entidades financieras. Privatizar beneficios, hacer
públicas las deudas. Menudo negocio. Sin duda, se necesitan muchas palabras y
vaselina para que cuele tamaña maniobra
De este conjunto
de tácticas manipulativas destacamos algunas, a modo de consejos de uso:
1.
Si la realidad contradice nuestro discurso, se
niega la realidad y ya está. Es simple y eficaz. Ejemplos podemos encontrar
tantos como queramos. El presidente de la patronal, negaba el viernes la validez
de la EPA y de que existieran 6 millones de parados; no puede ser y además es
imposible. La ministra del desempleo volvía a afirmar hoy, contra toda
evidencia, que gracias a la reforma
laboral hay 400 parados menos al día.
2.
Los números lo aguantan todo. Es casi imposible
no encontrar algún número, estadística o comparación que nos sirva de amparo
cuantitativo; la frase anterior de la ministra del paro está en esa línea. Se cogen datos de aquí y de allá, se mezclan,
se les da un agite y ya está: un argumento con números, luego seguro que es
verdad porque los números no mienten.
3.
Ante la crítica, enmerda (que nada tiene que ver
con enmendar, claro). Basura por aquí, basura por allá, levanta polvo y al final
nada se ve ya. Las réplicas ante las críticas sobre la corrupción que enuncian
los diversos partidos se inclinan por esta técnica.
4.
Disipa y diluye la propia responsabilidad. Aquí
se acude a afirmar que la culpa es del otro o que todos somos culpables, por lo
que nadie es responsable. Se escamotea la responsabilidad de la crisis mediante
simplificaciones del estilo “todos hemos vivimos por encima de nuestras
posibilidades” o frases del estilo “reforma en la que todos ganan, empresarios y
trabajadores” incluidas en la exposición de motivos del RD Ley 3/2012
5.
Recurre a palabras que son un manto y un escudo,
un fetiche que todo lo tapan y cubren, palabras cuento que sustituyen a otros
anteriores y más normales como emprendedores en vez de empresarios, empleo en
vez de trabajo, etc.. Además también
están a mano esas palabras comadreja, que sugieren lo contrario de lo que
afirman, flexiseguridad o externalizar que escamotea el término real,
privatizar.
6.
Utiliza un discurso defectivo, lleno de verbos
intensos que se conjugan solo en 2 persona en plural, “sacrificaros”, “sed
austeros”, y se usa la primera persona del plural es solo un recurso retórico
que no es inclusivo.
Y si todo falla, siempre nos quedará el indulto o la amnistía para la elite.
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