Se han dado a conocer los datos del desempleo de diciembre y el Gobierno no ha tardado en hacer redoblar las campanas. ¡Aleluya!, se ha acabado la crisis, nos vienen a decir. Pero examinemos con detalle esos datos a ver que si existen motivos para tal alborozo
1. La lógica y los datos
del paro.
Cuando se presentan los
datos sobre el desempleo, lo habitual es
entender que toda disminución del desempleo conlleva el correlativo crecimiento
del empleo. Empleo-desempleo son términos antitéticos por lo que en aplicación
de la lógica aristotélica, al excluirse mutuamente, la bajada de uno implicaría
la subida del otro.
Sin embargo, en la
realidad las cosas son más complicadas.
Los datos del desempleo en este caso se miden a partir de la inscripción en el
registro de empleo público. Pero la salida de ese registro se puede producir
por motivos ajenos al empleo; la desesperanza de encontrar empleo (más de 3.5
millones de desempleados lleva más de 2 años sin trabajo), la pérdida de
cualquier retribución pública (la cobertura de prestaciones ha bajado al
61,43%, mientras que el año anterior era del 64%), la emigración a otra tierras
en busca de trabajo,…generan todas ellas disminución del registro del desempleo
sin que se produzcan incremento del empleo. De hecho, los datos de diciembre
del desempleo y de afiliación de SS
ilustran lo que decimos. En los
registros de desempleo hubo un descenso de 107.000 personas, mientras que en
diciembre los afiliados a la SS se incrementaron solo en 64.097 cotizantes más
en todos los regímenes, siendo el aumento en el régimen general algo menor,
59.014 personas. El buen dato se queda en la mitad.
Si analizamos los datos
de forma anualizada la afiliación a la SS tuvo un descenso medio de 85.041
afiliados en 2013 (descienden todos los regímenes menos los de autónomos y los
de empleadas de hogar), mientras que el desempleo disminuyó en 147.385 desempleados en el
conjunto del año pasado (un descenso del 3%). Es decir que el descenso del
desempleo no implica mayores cotizantes
ni incremento del empleo, al menos en la misma cuantía.
En realidad, una gran parte de las altas de la
cotización en la SS en diciembre de 2013 (el 57%) son producto de la campaña de
la aceituna en una única provincia, Jaén. Tal vez estemos ante un fenómeno
efímero y volátil
2. Más contratos, pero
menos indefinidos.
Los datos del desempleo
nos muestran una imagen fija, no dinámica de la situación: No hacen referencia,
por ejemplo, a la duración de los contratos. Utilizando los datos del propio
ministerio, se comprueba que en diciembre se han efectuado 83.792 contratos de trabajo de carácter
indefinido, lo que supone solo el 6,49% de todos los contratos laborales realizados.
Supone un aumento de 6.426 (8,31%) sobre igual mes del año anterior como airea
el Gobierno. En el cómputo anual en 2013 se han realizado 1.134.949 contratos
indefinidos durante 2013. Si los comparamos con el año anterior supone un descenso en este tipo
de contrato de 298.027 unidades, es decir una disminución del 20,80% en los
contratos indefinidos, mientras que el número de contratos de todo tipo se ha
incrementado en 551.623 contratos más (un incremento del 3,87%) que en el año
anterior. Más contratación, pero menos contratos indefinidos.
Si analizamos con un
poco más de detalle, percibimos que los 1.207.061 contratos temporales de diciembre de 2013
solo afectaron a 850.000 trabajadores, esto es se han efectuado 1,4 contratos
por trabajador, lo que indica una tasa de rotación en el empleo bastante alta y
un número importante de contratos efímeros y precarios. Las últimas
modificaciones introducidas por el RD Ley 16/2013, favoreciendo el contrato a
tiempo parcial, suponen un impulso a esa línea.
3. Post hoc, non propter
hoc
A pesar de las
matizaciones anteriores podría sostenerse que se ha producido una cierta
inflexión económica, que ha atemperado la destrucción del empleo y sería el
inicio de la recuperación del pleno empleo. A nuestro juicio es pronto para
pronunciarse sobre esa cuestión; en otros momentos de esta prolongada crisis se
han producido repuntes puntuales a los que han seguido empeoramientos de la
situación económica y de empleo. Aun así,
demos por un momento por supuesto que sí, que los datos indican un cambio
de tendencia favorable y no efímero, ¿significaría eso que se debe a la
política del gobierno? Pues no, post hoc no significa necesariamente propter hoc, que ocurra
después no significa que sea a causa de ello. Es incluso posible que la
política económica del gobierno, con las subidas de impuestos y los rescates
con dinero público a las entidades financieras, hayan ocasionado un retraso en
la recuperación económica o, para decirlo más claro, seguramente han ahondado la
recesión.
4. “A quien tiene, se le
dará más y tendrá en abundancia,…”
Al repensar el escenario
que se apunta en las relaciones laborales tras la devaluación interna impulsada
por el Gobierno del PP se percibe una mayor desigualdad; la renta salarial ha
bajado tanto por la disminución de los salarios como el menor número de asalariados
ocupados, los derechos sociales están en continuo inflexión a la baja,...
Aunque se afirme una cierta mejoría,
quizás tan solo una contención en el empeoramiento, está se ha generado
con una mayor desigualdad. Como en el evangelio a quien tiene se le ha dado más
y a quien nada tenía se le ha seguido quitando. De hecho, tras esta
concatenación de crisis se percibe una revolución de los ricos, que impulsa que
el coste de las crisis sea pagado por la población, mientras que los ricos son
más ricos.
La crisis, las diferentes
crisis en realidad, han tenido su origen en la falta de control de la actividad
financiera y especuladora en diferentes mercados. La reacción de esos mismos
especuladores fue imputar a otro la responsabilidad de la crisis, al propio
estado o a la población en general, para conseguir además una reducción del
gasto social y un incremento del dinero público que llega a sus manos. La
crisis fiscal se agudizó por el encarecimiento de la prima de riesgo por la actividad agiotista. Ahora los
especuladores, al obtener que el pago de la crisis sea de otros, descansan tranquilos,
levantan el pie de acelerador y se frotan las manos, mientras amanece una sociedad más injusta y desigual
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