En la imagen una manifestación dentro de las jornadas de huelga de diciembre en contra de la externalización de 100 de los 500 puestos de la plantilla de Euskatel |
Estos días hemos tenido noticia de la convocatoria de una huelga de 6 días en Euskatel por parte de un único sindicato. Entre el importante volumen de huelgas que se suceden en los últimos tiempos dedicamos esta entrada a destramar esta porque nos puede servir de paradigma para otras similares.
De entrada detengamos un
momento en la empresa, Euskaltel, protagonista del sueño tecnológico
vasco y remanso de políticos. Sin duda, tiene una interesante vertiente
política, por ejemplo el senador del PNV Anasagasti ha afirmado que su
posibilidad se incluyó entre las contraprestaciones secretas por el apoyo del
PNV a la investidura de Aznar en 1996. Ahora, de repente ha descubierto la
crisis y en esta empresa, como en otras creadas con dinero público, se producen cambios
en el accionariado para hacer caja. Aunque la crisis sea una excusa perfecta
que todo lo aguanta, no debería de
hacernos olvidar las decisiones erradas impunes para sus gestores, como la
“guerra naranja” que le enfrentó a Orange y que terminó con la imposición a
Euskatel de una indemnización de 222 millones a favor de esta empresa francesa.
Al fondo nos encontramos con ese tipo de empresa impulsada desde lo público que se privatiza de tener éxito, o se socializan las pérdidas de ser un fracaso.
Por otro el convocante de la huelga, ELA, es un sindicato en
solitario tras no conseguir que el comité de empresa la convocase. Aunque el
art. 3.2 del RD 17/1977 no menciona a los sindicatos entre los posibles
convocantes de una huelga, el art.2.d de
la LOLS reparó esa omisión y expresamente reconoce a las organizaciones sindicales
el derecho al ejercicio del derecho de huelga. No es la primera vez que un
sindicato minoritario en el comité de
empresa convoca por sí solo una huelga, pero también es de resaltar que en
diciembre pasado ya tuvo lugar una huelga convocada por el comité de empresa, la primera en esta empresa, por motivos similares.
En el complicado mapa sindical vasco es innegable la presión
para singularizar el mensaje que pesa sobre todas las organizaciones
sindicales; aún así a veces nos surge la duda
si no se sobreactúa un tanto en ese proceso de diferenciación. En
cualquier caso y respecto al sindicato ELA, es verdad que en un mundo donde los
jóvenes maoístas se convierten en viejos Barrosos y Piques, la evolución
radical y a contra corriente de este sindicato nacido a la sombra del PNV resulta
singular y llamativa.
Por último, el trasfondo de la huelga es la oposición a la externalización
de los servicios técnicos básicos que pronostican el
desmantelamiento de la empresa a juicio de los sindicatos. Es posible que en general estemos asistiendo
tras el fordismo a una transformación de la empresa, que pasa de estar basada
en el tamaño a fundarse en el control de los flujos, donde el eje se desplaza
de la propiedad al control efectivo. Ahora bien, en este caso concreto parece
que se trata de algo más prosaico. La subcontratación va dirigida a disminuir
costes de manera directa, en un año record de beneficios, pero se intuye que
puede ser el primer paso de una progresiva desestructuración de la empresa. De
todas formas, la dirección parece que se está portando de manera artera, pues
para soslayar la aplicación del mecanismo subrogatorio del art. 44 de ET,
presiona para un pacto individual previo a la contratación con la subcontrata
por el que el trabajador renuncia a su vinculación con Euskaltel. Aunque
desconocemos los detalles de ese pacto, salvo
que se haya percibido indemnización por la extinción (véase en este sentido SSTSJ
Cataluña 671/2007 de 25 enero o Cataluña 8106/2000 de 10 octubre), entendemos
que no evitaría la aplicación de las garantías del art. 44 ET por aplicación del
principio de irrenunciabilidad de los derechos.
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